En
Malinche, Laura Esquivel (autora de
Como agua para chocolate y otros libros espléndidas, escribe sobre Malinalli: "La abuela presentió que esa niña estaba destinada a perderlo todo, para encontrarlo todo. Porque solamente alguien que se vacía puede ser llenado de nuevo. En el vacío está la luz del entendimiento y el cuerpo de esa criatura era como un bello recipiente en el que se podían volcar las joyas más preciosas de la flor y el canto de sus antepasados pero no para que se quedaran eternamente ahí sino para ser recicladas, transformadas y vaciadas de nuevo."